Un niño llamado Álvaro, de 8 años, comenzó cuarto curso de primaria, él se pensaba que le iba a resultar igual de fácil que tercero, que con alguna excusita y mentirijilla saldría bastante airoso.
El primer día de curso, Álvaro llegó a clase sin sus libros, como estaba acostumbrado hacer, si la profesora se daba cuenta, ya se inventaría algo…
Su nueva profesora tenía cara de pocos amigos y comenzó presentándose y explicando que cuarto era más difícil que tercero, que iba a tener en cuenta que se hicieran los deberes, que se trajera todo el material a clase, que era muy importante ser puntual…
Álvaro pensó tonterías, qué se pensaba ella, él era un experto en inventar excusas, seguro que no tendría problemas.
-Sacad el libro de matemáticas y abrirlo por la página número cinco- dijo la profesora.
Todos los niños lo hicieron, excepto Álvaro que no lo tenía, la profesora se acercó y le preguntó:
-¿Por qué no sacas tu libro?
-Porque cuando iba de camino al colegio un perro me ha quitado la mochila y ha salido corriendo…- respondió Álvaro.
-Bueno, por esta vez te lo dejare pasar, pero como vuelva a ocurrir algo parecido te pondré un negativo.
Terminó, el primer día de clase y Álvaro se sintió muy satisfecho, lo había conseguido no había trabajado, ni se había apuntado los deberes que les había mandado para mañana, no los pensaba hacer, ya se inventaría algo, y ahora a casa a merendar y a pescar, que es lo que le gustaba hacer.
Llego el día siguiente, la profesora comenzó pasando lista y pidiendo los deberes uno por uno, al llegar a Álvaro, este no los entregó y le explicó a la maestra que ayer por la tarde al llegar a su casa su abuela se puso enferma y la tuvieron que ingresar en el hospital La Fe de Valencia, y él con su familia tuvieron que pasar toda la tarde en el hospital.
La profesora, sorprendida por tantas casualidades, le respondió, que no pasaba nada, que se los entregara al día siguiente, pero al finalizar la clase, dec decidió llamar por teléfono a los padres de Álvaro y pasó lo que sehabía imaginado, la madre de Álvaro le dijo que eso era una mentira, y le explicó que su hijo solía tener siempre mil escusas para no realizar sus tareas.
Cuando, Álvaro llegó a clase al día siguiente observó a la señorita, su madre le había contado que había llamado a casa, ella sabía que él había mentido, pero su cara no reflejaba signos de enfado.
Como todos los días, comenzó a pasar lista, y al llegar al puesto de él, dijo:
- Calleja, ¿Ha venido hoy Calleja?
Todos los niños se miraron unos a otros y se preguntaban unos a otros ¿Quién era Calleja?..
-Álvaro levántate, tú eres Calleja, desde hoy este será tu nombre, grito la profesora.
-¿Pero, por qué…por qué me llama de ese modo?, pregunto Álvaro.
-Porque tienes más cuento que Calleja.
Y todos los niños comenzaron a reír a carcajadas, mientras cantaban y gritaban Calleja, Calleja, Calleja. Se lo tiene bien merecido pensaban todos, siempre dando escusas y mintiendo, ya era hora que le parasen los pies, y esta profesora sí que le e ha encontrado el mejor mote para Álvaro.
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