martes, 21 de mayo de 2013

EL JOYERO DEL NUEVO MUNDO 25 Ainoa Peña.

Erase un vez en un país lejano donde vivía una princesa llamada Sara, su padre era el sultán de un hermoso castillo ubicado en el centro de una colina.
A Sara le encantaba bajar junto a sus sirvientas todos los días al mercado del pueblo y mezclarse con la gente.
Un día cuando Sara miraba muy alegre un precioso joyero el joven mercader le dijo:
-Señora este joyero no podría tener otro destino que ser tuyo. ¡Os lo regalo!
Cuando Sara miró al comerciante sus mejillas se pusieron rojas. Jamás había visto a  aquel comerciante tan guapo.
Cogió el joyero y se fue al castillo.
Al día siguiente Sara fue entusiasmada al mercado para ver a aquel hombre que aun sin saber su nombre había robado su corazón, pero el comerciante no estaba.
Así Sara estuvo un día y otro día y otro sin que el comerciante estuviese en el mercado.
Sara no dormía, no comía así hasta que puso enferma. Su padre el sultán estaba muy preocupado por Sara su única hija, la única alegría que le quedaba después de la muerte de su mujer.
Llamó al mejor médico de aquel lugar y le dijo que hiciese lo imposible por curar a su hija.
Tras atender a Sara el médico dijo al sultán:
-Mi señor el único mal que tiene su hija es que esta enamorada de un mercader al que no ha vuelto a ver.
El sultán sorprendido mandó al mejor guardia del palacio a buscar el mercader.
El guardia recorrió el mercado preguntando, cuando volvió al castillo le dijo:
-Mi señor perdonarme pero el mercader se fue por su culpa.

Sultán: -¿Como? ¿Qué quieres decir?

-Si señor, pusisteis una ley que prohibía que los judíos no pudieran  vender en vuestro mercado. Y el mercader se tuvo que ir.

Sultán: Ahora mismo cambiaré esa ley por otra…
Que en este país puedan convivir con los mismos derechos todas las personas sin tener en cuenta su raza o religión.

Al día siguiente había corrido la noticia por cada uno de los pueblos, aldeas de este país y otros cercanos.
Y se celebró el mayor y mejor mercado de todos los tiempos.
Sara fue junto a su padre el sultán a recorrer el mercado y allí encontró el mercader judío que le había regalado el joyero.
Al cabo del tiempo Sara y el mercader se casaron y tuvieron dos hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario