En Roma, en el año 222 d. C., hubo un emperador que se llamaba Alejandro Severo.
Tenia un hijo que dentro de poco le iba a reemplazar, pero para ello tenia que aprobar todas las asignaturas del colegio, era un trato con su padre.
Mario, que así se llamaba el hijo de Alejandro, no le gustaba estudiar y entonces siempre suspendía porque no se esforzaba, también era muy avaricioso, lo quería todo para él solo, no le gustaba compartir.
En el colegio tenia pocos amigos porque los trataba muy mal, solo quería que hicieran lo que él les mandara.
Como no ponía ningún esfuerzo al estudiar, su padre le recordaba de vez en cuando que si no aprobaba las asignaturas nunca seria emperador.
Al final como su padre le insistía tanto y él lo único que le importaba era se emperador para que todos le obedecieran en sus caprichos , se puso a estudiar y aprobó el ultimo curso que le quedaba, por los pelos.
Al principio del reinado, todos solían estar conformes con lo que les decía Mario, aunque de vez en cuando se quejaban, pero iba pasando el tiempo, y los habitantes del reino ya no aguantaban sus normas y su forma de actuar tan absoluta.
Un día, uno de los pocos amigos que tenia en el colegio, fue a pedirle si le podía dar trabajo.
Al principio Mario le dijo que no, que se apañara él solo, pero Augusto, que así se llamaba su amigo, le suplicó y al final le convenció, y le dio trabajo de vigilante de la ciudad (policía).
Las normas que hacia cumplir, no eran muy exigentes, pero luego se fue obsesionando.
Puso tantas reglas que le favorecían solo a él, que los habitantes de la ciudad se hartaron y no las cumplían.
Por cada vez que no hacían lo que la norma decía, Augusto les tenia que poner una falta, y a la tercera falta iban a la cárcel.
Como había tanta gente que no cumplían las normas, en poco tiempo la cárcel se llenó.
Pasaron los días, y Mario pregunto a Augusto donde estaba el cocinero, tenia mucha hambre. Su amigo le dijo que lo había metido en la cárcel porque había incumplido una de sus reglas tres veces, entonces Mario le dijo que se lo merecía, que no le necesitaba para hacerse la comida, él solo podía.
Otro día le volvió a preguntar donde estaba su costurero, se le había roto uno de sus trajes.
Augusto le contesto que lo había metido a la cárcel por incumplir otra de sus normas,
entonces le dijo que podía solucionar el problema sin su costurero.
Pero con paso del tiempo, se empezó a quejar, porque se sentía muy solo y no podía hacerlo todo él, su amigo le recordó que fue él el que los metió a todos en la cárcel, y Mario le dijo que tenia razón, les había metido en la cárcel porque se lo merecían.
Pasó un año más o menos, y como aún no los había sacado de la cárcel, todo estaba abandonado, hasta se les había ido la pintura a las casas y se habían quedado de color blanco, bueno como toda la ciudad:los muebles, las mesas, los árboles...hasta él estaba de ese color.
Ese mismo día por la noche cuando se iba a dormir, miro a su alrededor y todo estaba muy solitario.
Le pregunto a Augusto donde estaban los pintores, no le gustaba como quedaba todo de color blanco.
Y también le dijo que estaban en la cárcel.
Desilusionado, se fue a su habitación para descansar hasta el día siguiente. En la cama, no se podía dormir, porque entre que todo estaba blanco (odiaba ese color) y se sentía muy mal por lo que hizo con los habitantes del reino, se pasó toda la noche pensando en lo que debía hacer.
Al día siguiente, lo primero que hizo fue contarle todo a Augusto y fueron a la cárcel para sacar a los prisioneros.
Cuando los sacó de allí, les dijo que se sentía muy mal por todo lo que había hecho y que intentaría cambiar.
Los habitantes estaban enfadados, aun así le perdonaron, pero le dijeron que si volvía a hacer algo así se irían a vivir a otro reino.
Para celebrar que Mario los había sacado de la cárcel, hicieron una fiesta nocturna, en la que era requisito indispensable ir vestidos de color blanco, y como la fiesta se hacia en el palacio, también tenia que estar todo de ese color. Como los pintores ya habían pintado el palacio del color que era antes, el emperador tuvo que pintar otra vez el castillo de color blanco.
Cuando lo estaba terminando de pintar, se resbaló de la escalera y le cayó el cubo de pintura encima, entonces él también se quedo de color blanco. Enseguida fue al baño para intentar quitársela, pero luego pensó que no tenia ningún traje blanco para la fiesta, entonces aprovecho y fue así.
Cuando le vieron aparecer, todos se sorprendieron, pero se lo pasaron tan bien bailando toda la noche, que pensaron en repetirla todos los años.
A partir de ahora habría una nueva fiesta en el reino: “la noche de blanco”.
Paso el tiempo y Mario aprendió lo importante que es compartir y saber tratar bien a una persona.
Mario cambió, pero seguía sin gustarle el color blanco.
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