Mañana del 29 de Septiembre de 1982. Un alto cargo militar desfila por las calles de Nueva York, escoltado por guardaespaldas, cuando se oyen varios disparos.
Uno impacta en la cabeza del militar y cae desplomado del coche al asfalto de la calle, ya cadáver. A las 15:00h, el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, anuncia que el comandante Jefferson ha fallecido.
El 1 de Octubre, el gobierno de Estados Unidos, encarga al detective Jack
Stewart que se encargue de investigar el caso. Stewart comienza investigando entre sus enemigos, y tras días de búsqueda, descubre que Jefferson tenía una deuda de 100.000$ con la mafia italiana. Stewart, como buen detective, no asegura nada hasta haber visto la escena del crimen.
El 3 de Octubre, Stewart va a la escena del crimen. Es una calle muy ancha, bordeada por edificios con ventanales, muy difícil descifrar de donde había llegado el disparo. Stewart, sin ningún avance en el caso, vuelve a su oficina. Mientras Stewart está pensando en quien podría haber sido, su ayudante le trae los datos de la autopsia: presenta dos impactos de bala en la parte derecha del cráneo, tres en el pulmón izquierdo y una justo en el medio del cuello, y contusiones leves en el cráneo del golpe contra el suelo al caer. Pese a leer todos los datos, Stewart insiste en ver el cadáver.
Al día siguiente, Stewart va al laboratorio forense donde tienen el cadáver.
Observa el cadáver muy a fondo: dos impactos de bala en la parte derecha del cráneo, tres en el pulmón izquierdo y una justo en el medio del cuello. Justo lo que decía la autopsia, pero así no avanzaba nada hasta que…Stewart revisa el resto del cuerpo, y ve que el disparo del cuello había entrado en diagonal, es decir, le habían disparado por el lado izquierdo. Stewart ya sabe por dónde había atacado el asesino en la escena del crimen, pero eso no eran suficientes datos. Stewart pide en el laboratorio que se le entregase una bala de las que se le habían encontrado a Jefferson en el cráneo. La analiza muy a fondo, y descubre que era de calibre 84 y que era de una R-84. Él conoce que ese arma solo es vendida en tres tiendas en todo Nueva York y en ninguna otra parte del mundo y va a las tiendas a investigar. La primera era “Joe’s Guns”, una tienda con un gran repertorio de armas. Stewart le pide que le diera una lista con todos los compradores de ese arma, al igual que en “Mortal Guns” y en “1250 Guns”. En total tenía 263 personas que la habían comprado, pero seguía sin ser un dato importante en la investigación.
El 5 de Octubre, Stewart vuelve al lugar de los hechos, se coloca en el punto del crimen y los recrea: observa de donde podían venir los disparos, y al final las opciones quedan en el cuarto piso de un edificio con oficinas y en un edificio en obras de enfrente. Stewart entra en el edificio de oficinas y sube a la ventana del cuarto piso.
Era una sala vacía, sin ninguna mesa todavía, solo con folios y cajas. Remueve toda la sala para encontrar pistas, y encuentra una pulsera con el nombre de Shamir grabado.
Inmediatamente, Stewart pide que tomen huellas del marco de la ventana y algunas paredes. Al instante, Stewart sale del edificio y se dirige al edificio en obras. La única parte de donde le podían haber disparado en ese era desde el segundo piso, basándose en la trayectoria de la bala en la herida. Era una sala en que las paredes eran de ladrillos y todavía no había ventana, solo el hueco de la misma. Stewart no encuentra nada y pide que tomen huellas del marco de la ventana y que las analicen.
A la mañana siguiente, entra en la oficina de Stewart un hombre con las muestras de huellas: se habían hallado huellas de un policía estadounidense, de un jeque árabe y de un empresario alemán. Todos tenían una sólida coartada. Ninguno de ellos podía ser el asesino.
Sobre las 11 entra un hombre con un maletín y traje chaqueta. El hombre le dice a Stewart que él estaba trabajando en la oficina del edificio donde habían encontrado huellas mientras Jefferson desfilaba. Le cuenta a Stewart que vio entrar a un tipo extraño que nunca antes habían visto por allí. Le dice que llevaba un maletín muy grande y unos guantes puestos. Le cuenta que desde su oficina le pareció ver que ese tipo llevaba un arma, pero que no le prestó atención. Lo más curioso es que no lo había visto salir de la sala después del asesinato. Entonces, el hombre le describe al sospechoso: más o menos 30 o 35 años, rubio, ojos marrones y casi 1’90 m de alto. Y le dice que en el maletín estaba inscrito “1250 Guns”. En cuanto el hombre sale por la puerta, Stewart se levanta y, junto con su ayudante Lewis, se dirige a la tienda de armas en la que había estado anteriormente. Una vez en la tienda, le pregunta al dependiente si había comprado una R-84 un hombre con esas características, y el dependiente le dice que hacía dos semanas había ido un tipo que coincidía con esos rasgos y le había comprado la R-84. El dependiente busca el recibo de esa compra para ver quién era.
Una vez encontrada, leen que el comprador era un tal Ronald Sneijder. Stewart vuelve a su oficina a investigar sobre esa persona y, descubre que era un holandés que tenía antecedentes penales y que actualmente vivía en Nueva York. Inmediatamente, hace saber a la policía que deben llamarle para que Stewart le interrogue. La policía contacta con el sospechoso y lo hacen ir al interrogatorio.
A las 15:00h están reunidos en la sala de interrogatorios Stewart y Sneijder. Hay varios policías alerta por si a caso. Y empieza el interrogatorio:
-Sr. Sneijder, ¿sabe usted algo del asesinato de Andrew Jefferson?
- No. Yo estaba en mi casa viendo la televisión con mi mujer y viendo el desfile cuando de repente le dispararon.-contesta Sneijder- Vivo no muy lejos del lugar del crimen, y oí los disparos desde mi casa.
- ¿No estaba usted en el edificio de oficinas en el momento de los disparos?- pregunta Stewart
-. No. Ya le he dicho que yo estaba en mi casa.
- Hoy le dejaremos marchar, pero le llamaremos otra vez.
- Vale.
Stewart sale de la sala de interrogatorios, acompañado de Lewis. Se dirige en un taxi a su oficina, cuando de repente…¡¡BUM!! Una bomba acaba de estallar a 300 metros. Para el taxi, baja rápidamente y se dirige al lugar de la explosión. Mientras se dirige hacia allí, ve a un hombre con pintas de sospechoso iba corriendo en dirección contraria a la explosión. Stewart se da la vuelta y se dirige hacia el hombre corriendo.
Tras haberlo perseguido media hora por las calles de Nueva York, Stewart da con el hombre y se lo lleva a interrogarlo.
En el interrogatorio:
-¿Sabe usted quién fue el autor de las bombas?- pregunta Stewart.
- No sé de que me habla.
- Le voy a hablar de tú a tú si me permite. No me creo que haya explotado una bomba y que usted salga corriendo con una mochila y decir que es inocente. Y ahora me informan de que ha habido tres muertos y cientos de heridos.
- Vale. Lo admito. Fui yo. Puse una bomba adrede para que hubiera una tragedia, ¿y qué?
- De acuerdo, solo por eso ya tienes deber de ir a prisión. Y, una cosa, ¿sabe algo del asesinato de Jefferson?
- No sé de lo que me habla.
- Sr. Parker, ¿sabe que mentir, en nuestro país es delito?
- Sí.
- ¿Y que supone una condena?
- Vale. Si que sé algo.
- Confiese. O si no irá más años a prisión.
- Está bien. Aquel día lo tenía todo preparado: mi R-84 y mi habilidad de tiro causarían la muerte del comandante. Pero estaba en un edificio de enfrente un hombre que me quería quitar la oportunidad, entonces…
- ¿Entonces qué?
- Le disparé y cayo redondo a la acera. Entonces se me escapaba la oportunidad de disparar a Jefferson, pero con mi habilidad de tiro, aproveché mientras giraba la cabeza y le di en todas las partes del cuello. Y el otro día me enteré de quién era al que había matado y de que lo habían mandado a confesar, y contraté a una persona para que fuera y no se diera cuenta nadie.
- ¿Sabe que todo lo que ha confesado está grabado y le supondrá cadena perpetua?
- Sí. Pero me habrían encontrado tarde o temprano.
A los dos días fue juzgado por el juez Robinson, el que lo condenó a cadena perpetua.
Stewart cobró el dinero y siguió tratando casos.
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