Me voy a presentar, me llamo Alicia tengo 30 años. Llevo atrapada en la fecha 12 de agosto de 1991. Pensar que una simple fecha puede marcar toda una historia, toda una vida. A mí no me gusta andar con rodeos, por eso empiezo por el principio. Voy a empezar a contar mi gran historia.
El era alto, delgado, moreno, de complexión fuerte, esbelto, capaz de sacarte una sonrisa con solo mirarte, capaz de hacerte perder la noción del tiempo; ese era el chico del que yo me enamore repentinamente. Todo era demasiado bonito para ser verdad. Pensar que las cosas buenas no suelen durar mucho. Creí que esto duraría para siempre, pero siempre no dura tanto como esperaba.
Se puede decir que todo era perfecto, hasta que un día por la persona que más quería en este mundo, mi madre, tuve que marchar de Sídney a Canadá. Debido a su enfermedad, ese maldito contratiempo que mucha gente termina teniendo, el cáncer. Tuve que dejar todo lo que quería atrás, familia, amigos, seres queridos, barrio, y lo más importante a él.
En Canadá nada era como antes. Las calles tenía otro color, el campo otro olor, la gente otra expresión...No conseguía adaptarme a esta mágica ciudad.
Pasaron los años mientras mi madre se recuperaba; en ese tiempo conocí a un chico llamado Pablo, un compañero de universidad. Él fue el que intentaba que me olvidase un poco de Sídney pero, a pesar de todo no lo consiguió. Yo no podía olvidarme de todo lo vivido en el pasado, mis aventuras, mis experiencias...lo que viví allí fue perfecto.
Por suerte mi madre se recuperó de la terrible enfermedad y volvimos a Sídney,después de 10 años volvimos. No perdí nada. No conseguí que nada cuajase.
De repente un día lo ví. En ese instante le di doble sentido a la frase "el amor no entiende de edades".Todos los sentimientos vividos en mi juventud volvieron a mí.Volví a revivir mi amor de adolescencia. Todos los recuerdos, las aventuras, las caricias...todo volvió a mi cabeza y no paraba de dar vueltas en ella.
Me quede plantada en la acera sin saber qué hacer, si cruzaría, ¿saludaría o no?, temiendo por si no me reconocía, ¿ se acordaría de mi tanto como yo de él?; me di cuenta que aún, pasados 16 años ,lo quería nunca lo había borrado de mi mente.
Me decidí a cruzar;un golpe seco.
Desde mi cielo lo veía aún mas hermoso, le veía de una forma que jamás había apreciado.
Me gustaría saber si se dió cuenta de mi existencia al igual que yo me di cuenta de la de él. Me di cuenta de que los maores imposibles si existen y de lo más importante, en mi breve vida conseguí sentir un amor verdadero.
Narracion 2013
martes, 11 de junio de 2013
jueves, 23 de mayo de 2013
LA MADRE ATAREADA. Alvaro Gual.
Había una vez, una madre muy atareada que tenía cuatro hijos, tres niños y una niña. Los niños eran muy gamberros y la niña intentaba que se comportaran. La madre era policía, un trabajo que le quitaba ocho horas al día. Una noche tenía que hacer una fiesta, para ello tenía que tener la casa aseada y un buen comportamiento de sus hijos.
Cuándo la madre se fue a trabajar, un niño se tiro por las escaleras y rompió la barandilla, otro, se balanceaba con las cortinas hasta romperlas y, como la niña iba a llamar a la madre, el tercer niño cortó el cable del teléfono. Al cabo de una hora, la casa estaba patas arriba.
La madre iba a llegar en cinco minutos, pero… algo increíble iba a pasar.
En cuanto llegó a casa, pudo observar el desastre que había en esa casa. Aquello no se podía arreglar. Miró el reloj y… ¡FALTABA UNA HORAS PARA LA FIESTA! La madre, sin saber que hacer para que el tiempo no corriera, cogió la pistola y empezó a disparar a los cuatro relojes de la casa, excepto el de su muñeca, que cuando se dio cuenta, se lo quito y lo disparó hasta partirlo en mil pedazos.
El tiempo se paró cuándo de pronto, de uno de los relojes rotos, apareció un enanito, que a lo largo de la historia iba a explicar a aquella familia como organizarse bien.
La madre extrañada y un poco enfadada, le preguntó:
-¿Tú quién eres y qué haces aquí?
El enanito respondió:
-Soy un enanito, como podéis ver, y he venido a enseñaros a organizaros bien proponiendo cinco retos para vosotros.
La familia se quedó un poco extrañada, como si no supieran que quería decir el enanito y la niña preguntó:
-¿Qué retos?
- Y los verás_ respondió el enanito.
El primer reto consistía en arreglar la casa y preparar todo para la fiesta.
La madre, acostumbrada a tener que recoger ella solo, le pareció que no iba a terminar nunca, pero, iban a colaborar todos. Poco a poco fueron arreglando la casa. Cuándo superaron el reto, uno de los relojes, se arregló.
-¿Qué está pasando?_ preguntaron los niños a la vez.
El enanito les contestó:
Cada reloj que se reconstruya, será un nuevo reto superado.
El enanito propuso el segundo reto, organizar la casa. Cada cosa debe de estar en su sitio. Este reto era bastante complicado, ya que los niños nunca se habían organizado. Con este inconveniente, a este reto le emplearon más empeño.
De repente, el segundo reloj se reconstruyó.
El tercer reto propuesto por el enanito, consistía en no discutir entre los miembros de la familia. No tenían que discutir para nada, si había algo que discutir, se arreglaba dialogando correctamente sin gritar o cosas por el estilo. Los niños eran muy gamberros y como el reto anterior, también les costo lo suyo, ya que ellos lo arreglaban todo gritando, pegándose, etc.
No les costó tanto como el segundo, ya que tenían algo de práctica.
El enanito veía la evolución de esa familia de momento, era buena.
Un nuevo reloj volvió a ser nuevo
El enanito les habló sobre la progresión y el aprendizaje de estos tres primeros retos. De momento, iba bien.
El cuarto reto, parecido al segundo y al tercero, de hecho basado en la misma materia, consistía en controlarse cada uno a si mismo, es decir, a mandar cada uno de él. Solamente hacía falta mirarles las caras para ver en que situación se encontraban. La familia no sabía que quería decir el enanito con controlarse cada uno a si mismo. El enanito, con paciencia, se lo explicó:
Lo que tenéis que hacer en este reto es decidir lo que tenéis que hacer, cuando, dónde…
Cuándo lo entendieron, se pusieron manos a la obra.
Fue algo costoso y agotador para ellos, sin embargo, lo consiguieron y un nuevo reloj se restauró.
El quinto y último reto consistía ni mas ni menos en saber aprovechar el tiempo, ¿pero como si el tiempo estaba parado?, es fácil. Ya que no se puede poner en marcha el tiempo, se tendría que hacer un horario y una pequeña organización. Los miembros lo entendieron a la perfección y sin mayor problema se pusieron a hacer sus horarios. Al terminar, el enanito les dio la enhorabuena, se despidió y… ¡ppfff! Desapareció.
El reloj de pulsera de la madre, reapareció y el tiempo se puso otra vez en marcha, pero todo había cambiado de una manera radical. Ahora la familia sabía convivir y portarse como tales.
Cuándo la hora que faltaba para la fiesta se consumió, llegaron los invitados y de aquel día, un éxito surgió.
martes, 21 de mayo de 2013
LA LIEBRE, LA TORTUGA Y EL GATO CON BOTAS. Javier Gómez
En un pequeño país, vivía una liebre que se creía muy rápida porque nadie se atrevía retarla a una carrera, ya que todos los que habían competido en una carrera contra ella habían perdido sin remedio. Un día vio a una tortuga y empezó a reírse de ella diciendo:
-¡Eh, tortuga no corras tan rápido, te podrías cansar!
A lo que la tortuga contestó:
-Puede que tú te creas muy rápida pero yo lo que creo es que no eres más que una liebre presumida y maleducada que no dice más que mentiras.
La liebre rabiosa y enfadada retó a la tortuga a una carrera:
-Te reto a una carrera y si gano dirás que yo soy la más rápida de todo el país.
-¿Y si gano yo?
- Me iré por siempre jamás de este de este reino.
-De acuerdo.
La tortuga sabia de sobra que hacer. Se fue a visitar a su buen amigo el gato con botas,
y le pidió que la ayudara a ganar la carrera:
-Por favor, ayúdame a ganar la carrera.
-De acuerdo, te ayudare como amiga mía que eres.
-Muchísimas gracias gato.
El día de la gran carrera el gato con botas se colocó en la mitad del recorrido con un puesto de bebidas para los corredores. Cuando la liebre pasó por el puesto le dijo:
-Déme una, señor gato.
-(Cogiendo un pequeño frasco de pastillas para dormir el gato metió algunas dentro y se la dio)
-Muchas gracias.
La liebre se bebió el refresco con las pastillas dentro y se quedo frito al instante.
La tortuga llegó a la meta y gano la carrera. Cuando la liebre despertó, al verse tan adormilada enseguida se dio cuenta de que había caído en una trampa.
-¡Que se han creído esos dos, esto no quedará así!
La liebre se encaminó hacia el castillo del Marqués de Carabas donde estaba seguro que encontraría al gato y la tortuga.
Desde el castillo se divisaba casi todo el reino del Marqués de Carabas y en lo alto de una torre se encontraban el gato y la tortuga, divisando el horizonte ya que estaban seguros de que la liebre al sentirse derrotada y humillada clamaría venganza.
-¡Ay gato, estoy un poco asustada! ¿Qué crees que nos hará la liebre?
-¿Esa liebre presumida? Nada, nada, no te preocupes. Tengo un plan bien trazado para ella....
-¿Cuál?
-En este castillo vive un ogro que está apresado en las mazmorras, en la pared hay un pequeño agujero por el cual la liebre se colará porque no hay otra forma de entrar y allí estará el ogro esperándola... ¡Ya veremos cómo se las apaña!
Dicho y hecho, la liebre al ver que no había forma de entrar al castillo, se dispuso a rodearlo para buscar algún hueco por el que entrar, ¡y cuál fue su alegría al encontrar uno!
Entró por él, estaba muy oscuro....
-¿Quién osa molestar al ogro que habita este castillo?
-¿Que habita este castillo? Yo no diría tanto, por lo que veo estas en una mazmorra.
Seguro que a ti también te ha ganado ese gato repelente.
-¡Gato, gato! No puedo ni oír su nombre, ¡no lo menciones o te comeré!
-¿Tu comerme a mí? ¿No sabes que soy la liebre más rápida de todo el reino?
-¡Y yo puedo convertirme en cualquier cosa!
-¡Ha, si pudieras convertirte en cualquier cosa ya habrías escapado de aquí!
-¡No puedo salir, si me convierto en ratón y salgo el gato me comería!
-Yo no me creo nada de eso que dices....
-¿Que no me crees? Me convertiré y ya verás...
El ogro se convirtió en un fiero león, y la liebre asustada se puso a correr tan rápido como podían sus patas, pero de un salto el león aterrizó sobre ella y de un bocado se la comió.
-La verdad, no había probado tan exquisito bocado hace tiempo, ¿y si la liebre ha entrado por ese agujero y el gato no la ha atacado, será porque el gato no está en el castillo?
El ogro decidió transformarse en un diminuto ratón y por fin se atrevió a salir por el agujero de la pared, pero cuando ya se sabía libre, el gato saltó sobre el al igual que el león se comió a la liebre, dándose un festín.
-¡Tortuga, amiga mía ya puedes salir!
-¡Ya no hay liebre, ni ogro! ¿Pero qué ocurrió con el ratón?
A lo cual respondió el gato:
-¡Hacía tiempo que no había probado tan exquisito bocado!
EL MAPA DEL TESORO. José Pertegaz.
Una mañana de verano dos niños encontraron en la orilla de la playa una botella de cristal. Uno de los niños la abrió y dentro se encontraba un pequeño papel lo observaron atentamente y se dieron cuenta que era un mapa del tesoro pero estaba lleno de pistas para descifrar.
Los dos niños se fueron a casa e intentaron descifrar la primera pista del mapa. Que dice así: “Entre las dos colinas en el gran agujero negro se encuentra el primer trozo del verdadero mapa”. Los niños se dirigieron hacia las dos colinas mas grandes de la zona, una vez allí, empezaron a pensar que podía ser el gran agujero negro, al cabo de un rato uno de los niños encontró detrás de unos grandes árboles una cueva, encendieron una linterna y entraron allí se encontraba en el suelo de la cueva un pequeño trozo dorado con una inscripción tallada pero no estaba completo aun le faltaban un par de trozos mas; salieron de la cueva. En el momento callo una avalancha de piedras sobre la entrada.
Los chicos cogieron otra vez el mapa y leyeron la siguiente pista que decía así: “En el viejo trono de honor se encuentra la siguiente inscripción”.
Tras darle vueltas y vueltas uno de los niños pensó que el viejo trono de honor se podía encontrar en las viejas ruinas; y así fue una vez llegaron a las antiguas ruinas buscaron el asiento del rey y justo en el reposa brazos se encontraba uno de los trozos de la inscripción.
Los dos chicos se dieron cuenta enseguida que aún no estaba completa la inscripción. Uno de los muchachos leyó en voz alta la ultima pista del mapa que ponía: “Si el ultimo trozo queréis encontrar en la x que hacen los grandes árboles tendréis que escarbar pero mucho cuidado que la gran catarata se os podrá llevar”.
Los niños fueron corriendo a la gran cascada del pueblo una vez allí buscaron los dos árboles mas grandes que había en los alrededores, la sombra de los dos árboles marcaba una x en el suelo, los dos chicos cavaron y cavaron hasta que encontraron el ultimo trozo de la inscripción. Juntaron los tres trozos que habían encontrado gracias a las pistas del mapa.
La inscripción decía así: “Si el tesoro queréis encontrar en el tenebroso castillo tendréis que buscar”.
Los niños se quedaron un instante pensando y recordaron que en la cima del pico Espadan hay un castillo pero en él que los padres de los jóvenes les habían prohibido la entrada, pero los niños desobedecieron a sus padres y fueron.
Cuando llegaron al castillo no se atrevieron a entrar pero a pesar de sus miedos abrieron la gran puerta chirriante, en el castillo solo había una habitación pero la puerta estaba atascada, los chicos miraron a su alrededor y vieron una inscripción en la pared justo encima de un pequeño agujero que decía así: “Dejad aquí la inscripción y la puerta se abrirá”. Los niños dejaron la inscripción en el agujero, encajaba perfectamente. La puerta se abrió, los chicos entraron corriendo y... La puerta se cerro de un portazo y no se podía abrir y lo único que había en esa habitación era algo tapado con una sabana, los niños pensaron que era el tesoro. Una vez quitada la sabana uno de los niños dijo: - ¡ Esta aquí el tesoro! Los niños estaban muy contentos porque por su instinto habían conseguido el tesoro. Pero se les pasaba por alto que la puerta estaba cerrada.
Los niños se dieron cuenta pero uno de ellos encontró en esa habitación un ladrillo de otro color con unos dibujos inscritos en el, los niños introdujeron el ladrillo en la pared y apareció un pasadizo que llevaba fuera del castillo. Los chicos cogieron el tesoro y salieron fuera.
Unos minutos después empezó a temblar el castillo y de derrumbo.
Los niños ya a salvo volvieron a sus casas y le contaron toda su historia a sus padres.
Caperucita durmiente en el País de Nunca Jamás. María Bágena
Caperucita durmiente en el País de Nunca Jamás. En un pueblo muy pequeño llamado Fairy, en Inglaterra, hace mucho tiempo, nació una niña. Cuando ella nació, los siete elfos del pueblo de Fairy fueron a verla porque se decía que había nacido la hija del leñador más famoso del pueblo. Todos los elfos que fueron a verla, eran buenos menos uno que era el hermano mayor de los siete. Ese elfo, dijo que la niña se llamaría Carly y que cuando tuviera dieciocho años se pincharía con una espina de una rosa y quedaría dormida para siempre. Por el cumpleaños de Carly, los elfos buenos le regalaron una capa. La niña siempre se la ponía porque le gustaba mucho y además, con ella puesta estaba más contenta. Esto era porque los elfos no le habían dicho que la capa era mágica y que cuando te la ponías te cambiaba el estado de ánimo de triste a contenta. Como todos los días, Carly, fue a casa de sus tíos a jugar con sus primos, pero por el camino, se encontró con un niño que decía que él sabía donde vivían sus primos y que si iba con él llegaría más rápido porque él sabía un camino más corto. Entonces, Carly le hizo caso y fue con él. Carly intentó que se hicieran amigos pero como no lo conseguía, pensó que ese niño le estaba mintiendo y se fue por otro camino. Cuando llegó a casa de sus primos, les preguntó que si conocían a un niño que se llamaba Peter y ellos le respondieron que era un niño que venía del “País de Nunca Jamás”. Carly se sorprendió mucho porque nunca había oído hablar de ese país. Esa noche, Carly se quedó en casa de Hansel y Gretel (que así se llamaban sus primos) para que le contaran un poco sobre ese país y porque Peter había venido hasta aquí. Carly les preguntó dónde estaba ese país y si podían ir a visitarlo entonces Hansel le dijo: -Dicen que ese país está en una estrella y sin polvo de hadas nadie puede ir allí. Carly respondió: -Eso es imposible, no hay ningún país que esté en una estrella y además, las hadas no existen. Ella se enfadó tanto con sus primos que se de su casa. Hansel y Gretel estaban mirando las estrellas cuando vieron que una se apagaba poco a poco y Gretel dijo: -Mira, esa estrella es la del País de Nunca Jamás. Hansel le respondió: -Si y se está apagando porque Carly no cree y cuando alguien no cree ni en las hadas ni en Peter se apaga.Al día siguiente, Carly no fue a casa de sus primos porque se había enfadado con ellos y su madre le preguntó: -¿Por qué no vas a casa de Hansel y Gretel? Te estarán esperando. La niña no le contestó y salió corriendo de la casa .Pasaron los años y era el cumpleaños de Carly que cumplía dieciocho años. Como a todos los cumpleaños, fueron los siete elfos y el mayor le regaló una rosa roja que tenía dieciocho espinas, como los años que ella cumplía. Entonces, cuando la cogió, se pinchó con la última espina y cayó al suelo dormida . Todos estaban muy preocupados e intentaron despertarla pero no pudieron. Entonces, sus primos llamaron a Peter Pan y a su hada Campanilla para a ver si podían despertarla. Peter le dio un beso y Campanilla le dio un poco de polvos mágicos y de repente, abrió los ojos y todos se pusieron muy contentos. Carly, empezó a creer en la magia y la estrella se volvió a encender. Peter le preguntó a Carly: -¿Quieres venir conmigo al País de Nunca Jamás y cuidar de mis niños perdidos? Ella respondió: -¡Sí! Ellos se fueron volando al País de Nunca Jamás y fueron felices para siempre, los elfos buenos se quedaron cuidando de Hansel y Gretel, que eran menores que su prima, y del elfo malo nadie ha vuelto a saber nada más de él
LA PRINCESA MADRIDEÑA. VICTOR FUSTER. (plagio)
Hacía muchos años que el rey de Madrid era viudo. Su vieja madre era quien
se ocupaba de cuidar a sus seis hijas, las princesitas de Madrid. De estas, la
más bella era la segunda. Como todas sus hermanas, no tenía novio: su
cuerpo terminaba en unas patas de gallo. A partir de los quince años, las
princesitas podían salir del palacio y acercarse al puerto para ver pasar los
barcos. Aquel año la hija segunda los cumplía y esperaba con impaciencia el
momento en que pudiera ver el mundo marítimo. Al fin llegó el día en que la
pequeña princesita pudo asomar la cabeza a la inmensidad del océano.
A poca distancia había una criatura mágica llamada sirena que estaba
descansando en la orilla de la playa se hallaba un joven y guapo sireno. La
princesa no era capaz de apartar los ojos de él. Estaba enamorada.
Durante los días siguientes sólo pudo pensar en aquel apuesto sireno. Su
único deseo era convertirse en un ser mitológico como la sirena y vivir siempre
junto al joven sireno. Por eso se decidió a visitar a la bruja budista. Quizás ella
pudiera ayudarla.
La bruja budista no dudó en hacer un trato con ella: la libraría de sus patas de
gallo y le daría una cola bien bonita y hermosa para poder nadar, por medio de
un brebaje que sólo ella sabía preparar, pero cada vez que se diese un impulso
sería como si pisase un afilado cuchillo por los dolores que tendría que sufrir.
Si no conseguía enamorar al noble sireno, a la mañana siguiente de casarse él
con otra sirena, la princesa se convertiría en cenizas. Además, a cambio del
brebaje, debía entregarle su hermosa voz. La princesita aceptó el trato.
A la mañana siguiente, cuando estaba daba su acostumbrado paseo a caballito
de mar por las profundidades del océano, encontró a la princesa ya convertida
en una bellísima sirenita. Le preguntó quién era, pero la princesa no podía
hablar. Entonces el joven sireno la tomó de la mano y la llevó al interior del
palacio. La princesa era feliz a pesar de los agudos dolores que padecía cada
vez que se daba un impulso.
Desde aquel día la princesa y el sireno se hicieron inseparables. Una noche,
llegó a la puerta del palacio una especie de canoa conducida por cuatro
hermosos caballitos de mar de donde salió la sirenita que estaba prometida en
matrimonio con el sireno. El joven se quedó frío como el hielo al verla porque
no la conocía.
Su padre, el rey Poseidón, le dijo que su deber era casarse con aquella sirena
pero el príncipe dijo que, antes que casarse con una sirena que jamás en su
vida había visto y que no le inspiraba amor, prefería renunciar al trono. Ante
esa amenaza el viejo rey cedió, escribió una carta de disculpas a su amigo el
padre de la princesa y se quejó de haber pasado la mayor vergüenza de su
vida, pero en el fondo se alegró de lo que había pasado.
Después de que el barco se llevara a la princesa, el sireno tomó de la mano a
la doncella y dándole un beso le declaró su amor. La pequeña niña cantó de
emoción dejando asombrado al sireno con su melodiosa voz y sintió cómo se
iban para siempre los dolores de cuchillos de su larga bella, y hermosa cola.
Los dos reinos de mar y tierra celebraron felices el matrimonio de los príncipes
quienes fueron felices para siempre. De la bruja budista malvada que engaño a
la princesa desapareció y nadie volvió a saber de esa bruja.
METERSE EN LA BOCA DEL LOBO. Quiong Garcia.
En un pueblecito de los alrededores de Madrid, hace algunos años vivía una
niña a la que le pasó un triste suceso. Se llamaba Carmencita.
Carmencita es una niña de 10 años. Tiene el pelo castaño, rizado y corto. Era
alta para su edad y muy delgadita.
Un día su madre, una chica de 30 años, con el pelo como Carmencita, alta y
delgada, le dijo:
- Ve a ver a tu madrina que vive en el medio del bosque, por que es pintora y así puede llegarle la inspiración para los cuadros. Tu madrina se ha constipado y no pude salir a por medicinas y me ha llamado para que le lleves las medicinas.
- Yo no quiero ir. He quedado con Cecilia para dar una vuelta por el pueblo.
Carmencita se escapó y se escondió entre los arbustos del bosque ya que su
casa estaba allí al lado.
Iba a pasar por el bosque porque Cecilia vivía en una casa al otro lado del
bosque y ella fue en su busca.
El bosque se llamaba la ‘boca del lobo’ ya que había una cueva en la que vivía
una jauría de lobos y la cueva de lejos parecía una boca enorme formada por
las plantas y arbustos de por allí.
Carmencita se metió en la boca del lobo porque no sabía que había lobos.
Se adentró en la cueva, estaba obscuro y de repente salieron unos cuantos
lobos. Se asusto tanto que cas gritó pero por suerte no lo hizo. Ella vio y una
gran grieta y se escondió en ella, tenía una gran profundidad y parecía más un
camino estrecho que conducía a una cámara. Ella siguió el camino hasta ver una pequeña luz. Allí se dio de frente con un lobo, con una boca muy grande y unos afilados dientes, tuvo mucha suerte de que ese lobo estaba dormido, pero de repente oyó muchos aullidos, ella se estremeció y no sabia que hacer. Estaba tan nerviosa que no supo donde esconderse. El lobo roncó y ella se dio cuenta de que el lobo tenia algo brillante que le llamo la atención, como no sabía qué hacer en ese momento, sigilosamente entro en su boca a coger ese objeto, pero de repente el lobo cerró la boca y se quedó atrapada dentro de ella. Ella chillaba pidiendo auxilio pero el lobo se la tragó.
Su madre buscando y buscando no la encontró, entonces llamo a todos los
cazadores que pudo y les pidió ayuda. La madre de Carmencita pensó, y
entonces dijo que solo quedaba un lugar dónde buscar, ‘la boca del lobo’, y lo
dijo tristemente.
Ahora cuando le preguntan por su hija ella dice tristemente:
-Se metió en la boca del lobo.
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